Ayer, 24 de marzo, el hermano mayor de Tim Gajser, Zan, cumplió años. Murió después de un trágico accidente de motocross después de ser golpeado por su propio padre.
Como muchos otros pilotos de GP, el actual campeón de MXGP utiliza un número de inicio de carrera. El ‘243’, que ha llevado en su Honda durante años, tiene un profundo significado para el joven de 23 años porque simboliza el cumpleaños de su hermano Zan, quien murió antes de que naciera Tim.
El 24 de marzo es una fecha sin duda muy marcada para la familia Gajser, el cumpleaños de Zan, 2-4-3. Toda la familia lleva el recuerdo de su hermano en el corazón, porque las circunstancias del accidente son una carga pesada. Zan fue atropellado por su propio padre en una pista de Motocross. El niño de tres años y medio murió en el acto, estas palabras no pueden describir lo que esto significa para una familia.
«Zan y yo siempre manejamos juntos», explica Tim Gajser. «Si ganamos, ambos ganaremos. Llevar el número 243 me enorgullece.
Cuando Tim cumplió 10 años, la familia Gajser vivía en condiciones muy modestas en su ciudad natal de Ptuj. El padre Bogomir construyó su propia casa con la ayuda de amigos y conocidos. El pequeño Tim recibió 20 euros por su cumpleaños e inmediatamente le ofreció el dinero a su padre. Preguntó cuántas piedras podía comprar con ese dinero …
Esta historia dice mucho sobre las relaciones familiares. La cohesión entre padre e hijo es la fuerza impulsora de su éxito. Bogomir sigue siendo su mentor, entrenador, gerente y consultor. La historia con Zan soldaba la relación de los dos aún más.
Bogomir es un apasionado del motocross. Todavía pilota en carreras Master. Cuando Tim señala su número inicial después de las victorias y luego apunta al cielo, dedica su éxito a su hermano, que participa en cada carrera.
«Todos pensaban que estaba loco cuando seguí con el motocross después de la tragedia de mi hijo. ¿Pero qué hubiera sido ‘normal’? », Pregunta Bogo. «Si hubiera caído en depresión tal vez me hubiera convertido en alcohólico, habría sido ‘normal’ a los ojos de muchas personas. Si me hubiera suicidado, hubiera sido ‘normal’. Soy una persona profundamente religiosa y sé que hay muchas pruebas esperando en la vida de una persona. Todos tienen que cargar su cruz. La mía es particularmente difícil».
